SEMANA SANTA EN CAMPO DE CRIPTANA

miércoles, 25 de enero de 2012

CAMPO DE CRIPTANA - HISTORIA

CAMPO DE CRIPTANA ES UN CONOCIDO PUEBLO MANCHEGO INCLUIDO EN LA "RUTA DEL QUIJOTE"

Superficie del término municipal: 302 kilómetros cuadrados.
Altitud: 700 metros.
SITUACION: El municipio de Campo de Criptana se ubica en el noreste de la provincia de Ciudad Real, en el sector central de la llanura manchega. Limita al norte con la provincia de Toledo, al este con Pedro Muñoz, al sur con Arenales de San Gregorio y Tomelloso, y al oeste con Alcázar de San Juan.
  La parte próxima al casco urbano es denominada Sierra de los Molinos, el paraje emblemático y mundialmente conocido donde se ubican los famosos ‘gigantes’ que inspiraron a Cervantes para narrar la más famosa aventura de Don Quijote.El casco urbano se encuentra a pie de ladera, extendiéndose de norte a sur desde el Barrio del Albaicín contiguo a la Sierra de los Molinos hasta la zona sur, cruzada por la vía del tren, residencial e industrial.
El término municipal es cruzado al sur por el río Záncara.

HISTORIA  
     
La época histórica más conocida de Campo de Criptana hace referencia al siglo XVI, debido a que este municipio típicamente manchego y, más en concreto, su Sierra de los Molinos fue el lugar que inspiró a Cervantes para narrar la celebérrima aventura de la literatura universal de Don Quijote contra los Gigantes. Así lo atestiguan las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) y el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), al ser el único pueblo de las cuatro provincias manchegas con tantos molinos de viento, un total de 34, más que todos los pueblos de esta comarca natural.
Sin embargo, la historia de Campo de Criptana se remonta siglos atrás. Los primeros pobladores de la zona deben situarse hace unos 5.000 años, en el Neolítico final y Calcolítico. Culturas trashumantes asociadas a la búsqueda de metales. Pueden encontrarse restos de sus asentamientos, incluido un posible dolmen, en Guarreyiso o el Pico. A esta cultura también se asocian los petroglifos de la Senda de Cantareros.
Los primeros pobladores de estas tierras de los que se tienen noticias escritas son los carpetanos. De ellos habla el historiador griego Polibio al describir una incursión del ejército cartaginés entre los ríos Tajo y Guadiana en el año 220 a.C. Es bajo la pretura de Tibero Sempronio Graco, en el año 178 a.C., cuando realmente se domina la zona tras la toma de Alces y Certima y la derrota del rey Thurro y sus aliados. A partir de este momento se crean las bases del desarrollo comercial de la zona, construyendo vías, villas, calzadas y puentes.
En el año 1097 el rey moro de Denia se refugia en el Castillo de Critana, tras derrotar a Alfonso VI en la Batalla de Consuegra donde muere el hijo del Cid Campeador. En 1174 el rey castellano Alfonso VIII decide que Criptana y Villajos las repueble la Orden de Santiago. A partir de 1328 se unifican los pueblos de Criptana y el Campo, según una carta privilegia del maestre de la Orden de Santiago don Vasco Rodrigues, constituyéndose una nueva entidad que pasó a denominarse Campo de Criptana.
En 1523 el emperador Carlos V confirma los privilegios que los Reyes Católicos y Juana I de Castilla habían confirmado y otorgado a Campo de Criptana. Hacia 1575 se superaban los 4.000 habitantes, cifra que a principios del siglo XVII se había incrementado hasta unos 5.000. Tendencia que se invirtió en esa centuria, de forma que en 1669 los criptanenses eran alrededor de 3.600, teniendo como motivos la peste y el hambre consecuencia de malas cosechas.

Además de los molinos de viento, en torno al siglo XVI se fechan algunos de los monumentos más importantes del municipio, como la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, el Pósito Real, el Convento de Carmelitas Descalzos, o las Ermitas de la Virgen de la Paz, de la Veracruz o de Santa Ana. Por su parte, en el siglo XVII destacan las construcciones de la ermita del Cristo de Villajos y el Pozo de Nieve.
Los Molinos de Viento están situados a las afueras de la localidad de Campo de Criptana, en la llamada Sierra de los Molinos y el Cerro de la Paz, y eran utilizados para moler el trigo para la fabricación de pan ayudados por la fuerza del viento. Unos molinos en los que, según algunos investigadores cervantistas, se inspiró Miguel de Cervantes para crear la famosa aventura del capítulo VIII de El Quijote.


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